La Iglesia celebra de la llegada de Cristo con los hombres con una gran fiesta a la cual le llamamos Navidad. Esta fiesta es tan importante para los cristianos que la Iglesia, antes de celebrarla, prepara a sus hijos durante el periodo conocido como Adviento. La palabra Adviento significa “llegada” y claramente indica el espíritu de vigilia y preparación que los cristianos deben vivir. Al igual que se prepara la casa para recibir a un invitado muy especial y celebrar su estancia con nosotros, durante los cuatro domingos que anteceden a la fiesta de Navidad, los cristianos preparan su alma para recibir a Cristo y celebrar con él su presencia entre nosotros.
Es un tiempo para tomar conciencia de lo que vamos a celebrar y de preparación espiritual. Durante el Adviento los cristianos renuevan el deseo de recibir a Cristo por medio de la oración, el sacrificio, la generosidad y la caridad con los que nos rodean, renovarnos procurando hacer mejor nuestra vida para recibir a Jesús. El color morado de los ornamentos usados en sus celebraciones nos recuerda la actitud de penitencia y sacrificio que todos los cristianos debemos de tener para prepararnos a tan importante evento.
La Corona de adviento representaba el ruego al sol para que regresara con su luz y calor durante el invierno. Los cristianos, para prepararnos a la venida de nuestra LUZ y VIDA, la Natividad del Señor, aprovechamos esta “Corona” como medio de esperar a Cristo y rogarle infunda en nuestras almas su luz.
El follaje verde representa que Cristo está vivo entre nosotros, además su color nos recuerda la vida de gracia, el crecimiento espiritual y la esperanza que debemos cultivar durante el Adviento. Las cuatro velas representan los cuatro domingos de Adviento. Las tres primeras que se encienden son de color morado para recordarnos el espíritu de vigilia, penitencia y sacrificio que debemos tener para prepararnos para la venida de Cristo. La última es de color rosa o blanco y manifiesta la alegría de que el nacimiento del Señor está muy cerca. En Navidad las velas moradas son substituidas por otras de color rojo que simboliza el espíritu festivo de la reunión familiar.
En ocasiones todas las velas se substituyen por velas rojas y en el centro se coloca una vela blanca o un cirio simbolizando a Cristo como centro de todo cuanto existe. La luz de las velas simboliza la luz de Cristo. La luz de la vela blanca nos recuerda que Cristo es la luz del mundo.
En ocasiones todas las velas se substituyen por velas rojas y en el centro se coloca una vela blanca o un cirio simbolizando a Cristo como centro de todo cuanto existe. La luz de las velas simboliza la luz de Cristo. La luz de la vela blanca nos recuerda que Cristo es la luz del mundo.