"Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra"

Del santo Evangelio según San Juan (Jn 8,111)

lunes, 22 de noviembre de 2010

El Adviento: Preparándose para la llegada del Señor

La Iglesia celebra de la llegada de Cristo con los hombres con una gran fiesta a la cual le llamamos Navidad. Esta fiesta es tan importante para los cristianos que la Iglesia, antes de celebrarla, prepara a sus hijos durante el periodo conocido como Adviento. La palabra Adviento significa “llegada” y claramente indica el espíritu de vigilia y preparación que los cristianos deben vivir. Al igual que se prepara la casa para recibir a un invitado muy especial y celebrar su estancia con nosotros, durante los cuatro domingos que anteceden a la fiesta de Navidad, los cristianos preparan su alma para recibir a Cristo y celebrar con él su presencia entre nosotros.

Es un tiempo para tomar conciencia de lo que vamos a celebrar y de preparación espiritual. Durante el Adviento los cristianos renuevan el deseo de recibir a Cristo por medio de la oración, el sacrificio, la generosidad y la caridad con los que nos rodean, renovarnos procurando hacer mejor nuestra vida para recibir a Jesús. El color morado de los ornamentos usados en sus celebraciones nos recuerda la actitud de penitencia y sacrificio que todos los cristianos debemos de tener para prepararnos a tan importante evento.
La Corona de adviento representaba el ruego al sol para que regresara con su luz y calor durante el invierno. Los cristianos, para prepararnos a la venida de nuestra LUZ y VIDA, la Natividad del Señor, aprovechamos esta “Corona” como medio de esperar a Cristo y rogarle infunda en nuestras almas su luz.

El follaje verde representa que Cristo está vivo entre nosotros, además su color nos recuerda la vida de gracia, el crecimiento espiritual y la esperanza que debemos cultivar durante el Adviento. Las cuatro velas representan los cuatro domingos de Adviento. Las tres primeras que se encienden son de color morado para recordarnos el espíritu de vigilia, penitencia y sacrificio que debemos tener para prepararnos para la venida de Cristo. La última es de color rosa o blanco y manifiesta la alegría de que el nacimiento del Señor está muy cerca. En Navidad las velas moradas son substituidas por otras de color rojo que simboliza el espíritu festivo de la reunión familiar.
En ocasiones todas las velas se substituyen por velas rojas y en el centro se coloca una vela blanca o un cirio simbolizando a Cristo como centro de todo cuanto existe. La luz de las velas simboliza la luz de Cristo. La luz de la vela blanca nos recuerda que Cristo es la luz del mundo.

lunes, 15 de noviembre de 2010

"Quien esté libre de Pecado que tire la Primera Piedra"





Del santo Evangelio según San Juan (Jn 8,111)



Ya que es nuestra primera entrada, nos gustaría hablar del pasaje de nuestro título.

«En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio, le dijeron:
—Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras. Tú, ¿qué dices?
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
—El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, fueron escabulléndose, uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último. Y quedó solo Jesús, y la mujer en medio, de pie. Jesús se incorporó y le preguntó:
—Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Ninguno te ha condenado?
—Ella contestó:
—Ninguno, Señor.
Jesús dijo:
—Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

En pocas palabras, Jesús lo que hizo fue ir a la raíz del problema, y dejará que cada uno actúe en consecuencia. Pero, ¿Qué quiere decir esto?

Jesús nos dice que debemos preocuparnos por nuestros propios problemas y no por los de los demás, puesto a que no puedes ayudar si no te has ayudado a ti.

NUNCA debemos juzgara nadie, así sepamos que en verdad están cometiendo pecados, debemos ser tolerantes con el pecado, si el que peca Dios lo mira con misericordia. Dios Ama al pecador, mas no al pecado.

Aunque es cierto, no debemos juzgar, pero eso no impide que podamos ver las fallas de los demás, es decir, juzgar se refiere no sólo a reconocer la falta, sino también a dictar sentencia, en eso es donde no debemos meternos, ya que no nos compete.

Hay algo muy claro aquí, todos pecamos, de una u otra manera, y como ya lo mencionamos antes, nadie de nosotros tenemos el derecho a juzgar al otro. El único que puede juzgar es Dios.

Antes de ser nosotros jueces dejemos que sea Dios quien marque sentencia.